viernes, 8 de junio de 2012


¿Podemos decidir nuestro futuro a tan temprana edad?

En la actualidad el promedio de edad de los jóvenes chilenos al salir de cuarto medio es de 18 años, y aunque estamos aún en un periodo de búsqueda de identidad, debemos tomar distintas responsabilidades entre ellas nuestro futuro laboral sin dejar de lado nuestras emociones e idealismos.
Algunas veces hay que decidirse entre una cosa a la que se está acostumbrado y otra que nos gustaría conocer”, (Paulo Coelho). Este escritor brasileño describe claramente la encrucijada en que nos encontramos, donde todavía siendo niños con rutinas establecidas, cambiamos de un momento a otro con la difícil decisión de una profesión y la universidad donde estudiarla, con la presión familiar y social. No debemos dejar de lado la posibilidad de los embarazos adolescentes, muy comunes, por lo demás, en la juventud actual, que indirectamente han pasado a ser una gran decisión por el solo hecho que al tener un hijo cambian posiblemente los sueños y nuestro futuro pasa a tener mayor relevancia al criar esta nueva vida, por lo que también cambiará nuestra forma de pensar con esta nueva y gran responsabilidad.
Me pregunto, ¿Cuándo tenga 40 años con una nueva forma de vida  y rutina, estaré satisfecha y realizada?, ¿Habré cumplido con mis metas y sueños? Estas interrogantes son las que me hacen reflexionar sobre la relevancia de mis acciones y decisiones a esta edad que trascienden y quedarán plasmadas sobre la persona final que seré, asumiendo hoy lo que quizás mañana yo misma me reprenderé.
“En cualquier momento de decisión lo mejor es hacer lo correcto, luego lo incorrecto, y lo peor es no hacer nada”, (Theodore Roosevelt). Muchas veces los jóvenes eligen sus carreras llenos de esperanzas e ilusiones, pero al enfrentar un ambiente universitario cambian sus ideas o percepciones con respecto a la proyección de ésta, encontrándose con factores desmotivantes, tanto evaluaciones como la gente que nos rodea y la presión de un buen desempeño que influirá sobre su futuro laboral, lo que nuevamente se enfrentará a otro ambiente, obligándonos a hacer nuestra percepción de vida como la sociedad quiere que sea y no como uno pensaba que iba a ser al comienzo de este camino. Simplemente dejamos olvidado aquello que sentíamos a una edad inferior como lo eran también nuestros sueños.
Fueron estas ideas las que me impulsaron a expresar mis inquietudes ante mi futuro, el cual no quiero que sea como las personas que están insertas en este estilo de sociedad, fácil de dejarse llevar ante lo rutinario y que no aceptan que pueden haber y hacer cambios en la típica estructura de vida.

                                                                                  Javiera Castro Calisto
III°B

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